
Josefa Giesen Espejo, abogada de la Facultad de Derecho de la Universidad del Desarrollo. Complementó sus estudios con un Máster en Medical Ethics and Law del King’s College London, además de un Magíster en Derecho Ambiental.
Actualmente se desempeña como abogada asociada en el estudio Kehr Abuid, donde lidera casos de litigación y responsabilidad civil médica. Su labor profesional se complementa con la docencia en Derecho Civil en la Universidad del Desarrollo, rol que ejerce con entusiasmo y profundo compromiso, convencida de que la formación ética y la sensibilidad frente a las personas deben ser parte esencial del abogado contemporáneo.
En el estudio, su trabajo se concentra en juicios civiles, especialmente en aquellos vinculados a responsabilidad médica. Para ella, cada caso implica una historia humana: “Es un trabajo exigente pero muy gratificante, porque detrás de cada caso hay un dolor que busca ser escuchado”. Desde su mirada, la justicia adquiere sentido cuando logra validar a las víctimas. “Obtener una sentencia favorable no es solo ganar un juicio. Es permitir que una persona sienta que se reconoció el daño sufrido y que la justicia estuvo de su lado”.
Su interés por los temas éticos y de responsabilidad médica, la impulsó a cursar el máster en Medical Ethics and Law en King’s College London, experiencia que describe como profundamente transformadora. En un programa donde los abogados eran minoría, dado que el grupo estaba compuesto mayoritariamente por médicos y expertos en políticas públicas, la profesional destaca el intercambio interdisciplinario que enriqueció su comprensión del derecho aplicado a contextos reales y complejos.
Antes de su paso por Londres, la jurista trabajó durante varios años en Fundación Pro Bono, donde se desempeñó como coordinadora del área de litigios. Allí pudo involucrarse en causas sociales diversas y reafirmar su convicción de que el ejercicio del derecho conlleva una responsabilidad ética con la comunidad. “El derecho puede ser un motor de cambio social. La diferencia entre una persona atendida por un abogado experimentado y alguien que recibe asistencia sin especialización puede ser enorme. En la Fundación aprendí que nuestra labor debe estar siempre al servicio de las personas y de la justicia”.
Para la abogada, la ética profesional es el pilar del ejercicio jurídico, convicción que se ve reafirmada por la contingencia actual que ha revelado conductas que dañan profundamente la confianza en la profesión. “Aceptar la defensa de un cliente es aceptar también su confianza, una responsabilidad que requiere actuar con rectitud frente a él, al proceso y sus actores. La defensa de intereses en juicio tiene límites éticos y legales que deben respetarse. Lamentablemente, la contingencia reciente ha puesto en evidencia los daños que implica no hacerlo. Cuando estos límites se transgreden, se afecta tanto a quienes buscan justicia como al prestigio de la profesión jurídica”.
“Cuando el derecho se ejerce con responsabilidad y empatía, no es sólo un conjunto de normas: es una herramienta capaz de transformar realidades y acercar la justicia a quienes más la necesitan”
Mantiene un fuerte vínculo con la Universidad del Desarrollo, institución donde se formó y donde hoy enseña. Recuerda con especial cariño a profesores como Pablo Rodríguez y Carolina Devoto —de quien fue ayudante durante tres años— por su sello práctico y cercano: “Ellos marcaron mi formación. Me transmitieron la pasión por el derecho y la importancia de enseñar a través de la resolución de casos reales”.
Esa temprana experiencia como ayudante abrió su vocación académica. Actualmente imparte clases de Derecho Civil, convencida de que enseñar exige no solo dominio técnico, sino también habilidades pedagógicas. Por ello cursa el Diplomado en Docencia Universitaria de la UDD, programa que —según comenta— le ha entregado valiosas herramientas, incluso en el uso de inteligencia artificial aplicada a la educación.
Entre los aprendizajes adquiridos, destaca la relevancia de una buena retroalimentación y de metodologías activas que fomenten el pensamiento crítico. “A veces uno cree que enseñar es solo transmitir conocimiento, pero la docencia implica mucho más: guiar, motivar y formar personas”.
Como profesora, la alumni enfatiza el desarrollo ético como parte fundamental del proceso formativo. “Si un alumno hace trampa en una evaluación, podría pensar que es algo insignificante, pero esos pequeños actos pueden construir la forma en que más adelante enfrentará decisiones profesionales. La ética nace en lo simple y se construye con cada gesto que elegimos correctamente”.
La docente reconoce que las nuevas generaciones se forman en un contexto desafiante. Además de responder a las demandas académicas, deben gestionar altos niveles de estrés, ansiedad y autoexigencia, todo en un entorno saturado de estímulos y distracciones. Por ello, considera fundamental equilibrar la rigurosidad académica con una relación cercana y humana, de modo que cada estudiante se sienta acompañado y confiado en su proceso de aprendizaje.
Con mirada crítica, observa también la irrupción de la inteligencia artificial en el ámbito jurídico y educativo. “Es una herramienta transformadora, pero riesgosa si no se usa con criterio. He comprobado que algunas plataformas generan jurisprudencias o citas falsas, y eso puede ser muy peligroso si un abogado no sabe filtrar la información”. Por ello, enfatiza que los futuros profesionales deben aprender a usar tecnología con responsabilidad, sin renunciar al juicio ético ni a la empatía. “El derecho sigue siendo una profesión humana; detrás de cada caso hay personas, historias y dolores”.



Cita una frase de Nick Bostrom —incluida en el libro Animales difíciles de Rosa Montero— que la inspira: “Crear algo más inteligente que tú es un error evolutivo básico”. A partir de esa idea, reflexiona sobre la necesidad de que las universidades formen profesionales capaces de analizar críticamente el impacto social de las herramientas tecnológicas.
Hoy, la litigante combina su práctica profesional con su vocación docente y se declara feliz en ambas áreas. “Me apasiona lo que hago. Quiero seguir consolidándome en responsabilidad civil y médica, continuar enseñando y aprendiendo. Me encanta estudiar. Me siento muy afortunada de poder dedicarme a lo que me gusta”.
En el Encuentro Alumni ReVive UDD 2025, se le otorgó el reconocimiento Trayectoria Alumni. Su testimonio encarna el espíritu que busca proyectar la Universidad del Desarrollo; profesionales con excelencia técnica, sentido ético y compromiso profundo con las personas.
Entrevista: Realizada por Periodista Verónica Cid Albornoz
Edición: Alumni UDD
Fotografías: Enviadas por la entrevistada – material de dirección Alumni UDD