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«Me gusta compartir lo que hago» – Alexander Murray, Arquitecto UDD

Alexander Murray Sotomayor, Arquitecto UDD.  Fundador y director de Ecoequilibrio. Miembro del gremio de Bioconstrucción. 

 Alexander siempre busca la coherencia de lo que piensa y con su manera de hacer las cosas en el día a día. Busca lograr lo que llaman “Küme Mogen”, en mapudungún vivir en armonía y reciprocidad con la naturaleza, “el buen vivir”. 

Defendió su título de Arquitecto, cuando se relacionaba con un Centro de Sanación y Terapias integrales, emplazado cerca del Parque Nacional Huerquehue en Pucón vinculándose con árboles milenarios, hecho que transformo su vida. 

Comenzó su carrera trabajando por más de cuatro años en una oficina de arquitectura y construcción, y teniendo una labor muy transversal, desde dibujar, a estar con los maestros y participar en reuniones con directores ejecutivos. Aprendió mucho, y le sirvió para darse cuenta de que, a pesar de que la arquitectura puede llegar a grandes envergaduras, él quería algo distinto que le permitiera contar con mayor libertad. Decidió viajar y recorrer lugares como México, Belice y Francia.   

Durante su estadía en una pequeña isla, se impresionó con el ingenio y estilo de vida sustentable de sus habitantes. No se olvida de como con un tambor de plástico hicieron un sistema eólico de generación de energía para una casa. Esta forma de vida le encantó, y al volver a Chile, decidió instalarse en Pucón para comenzar a crear su propia versión. Por 4 años vivió en una eco aldea enfocada en el crecimiento personal, meditaciones y terapias integrales en las montañas de Curarrehue. “Ahí comenzó mi aprendizaje sobre la permacultura”. Los diseños de estas eco aldeas eran de madera, arcilla, paja, techos vivos y huertas orgánicas de semillas libres, donde su intención principal es lograr la soberanía alimenticia y no depender del sistema del consumo. 

Participó en un voluntariado arreglando unos muros de arcilla del colegio Waldorf de Pucón, instancia que le devolvió las ganas de construir y diseñar de manera más sencilla con tecnología antigua. “Me gusta mucho el territorio en Pucón, por esto, que cuando me convertí en padre, decidimos con la familia quedarnos y construir nuestra casa aquí”. Esto le abrió muchos horizontes, porque había gente en ese entonces que se dedicaba a la autoconstrucción, pero no a la arquitectura con bioconstrucción. En esta experiencia también conoció los techos vivos, y actualmente está haciendo un laboratorio de suculentas y especies volcánicas, en el techo de su casa, le llama “techo madre”, porque de ahí saca ejemplares, y les da suministro a otros techos. “Me gusta tener un vivero regenerativo”.    

Así nace Ecoequilibrio, una oficina de arquitectura y bioconstrucción, que reconoce la importante conexión del origen de la vida y la naturaleza. “Tenía ganas de que las personas cumplieran sus sueños de vivir en armonía, donde su cocina esté llena de plantas medicinales, su habitación principal tenga un lugar especial para meditar, un lugar de encuentro con los hijos con patios de invierno, en resumen, una casa que se convierta en un órgano vivo que respire por si sola”. 

Las casas fabricadas por Alexander son eternas, duran lo que dura la tierra. La quincha de barro provoca que el frío exterior haga que la construcción por dentro esté temperada, y cuando hace calor, la casa sea fresca y confortable. “Si se hace un piquete en tu pared, puedes parcharlo con un poco de arcilla y solucionas el problema tú mismo.” 

“Tenemos un equipo que ha ido generando un crecimiento hermoso, cada ser va dejando su semilla de algo que es mayor a nuestro sueño personal y se convierte en algo colaborativo llevar un sueño en común genera una sinergia más eficiente.”  

Actualmente, Alexander está trabajando en diseñar una vivienda en base a tecnologías pasivas, que a la vez incorpore tecnologías modernas. Invertir en la bioconstrucción, eficiencia energética y tecnologías, en un principio puede ser costoso, pero con el tiempo te das cuenta de que tus necesidades básicas como el uso de la luz, agua, calefacción y ventilación de los espacios se tornan más eficientes por el diseño propio del espacio y el tipo de construcción. Podemos ser dueños de un terreno y coexistir con las temporadas del año, cosechar y regenerar los espacios”. 

Este Arquitecto UDD pertenece al gremio de bioconstrucción en Chile, quienes se enfocan en formalizar varias normativas, para poder asegurar técnicas de bioconstrucción, usando muros de paja, quincha, adobillos, paja alivianada y otras técnicas en revestimientos de arcilla. Hay profesionales con mucha experiencia en técnicas ancestrales, techos vivos, tratamientos de agua, manejos regenerativos y permacultura en general funcionando con investigadores a lo largo de todo Chile. 

A largo plazo Alexander busca seguir la misma filosofía, pero aventurarse en nuevos proyectos, por ejemplo: casas flotantes en el Lago Villarrica, un lugar turístico demostrativo. “Mi idea es que haya una depuración de aguas, que pueda transformarse en una vivienda sin contaminación que preserve y colabore con el lugar”. 

“Soy solidario, me gusta compartir lo que hago” Cuando tiene la oportunidad realiza talleres y difunde los beneficios de la bioconstrucción. “Acá la comunidad es muy generosa, te apoya, contiene y colabora mucho. El territorio y las aguas libres nos unen”. 

Además, tiene en mente dar a conocer estos procesos de bioconstrucción con alumnos en prácticas o hacer jornadas de estudio de voluntariado para introducirlos al tema. “Actualmente no está muy desarrollada esta línea en la educación superior, y es lo que se viene, el hormigón puede ser cambiado en el futuro por arcilla y tierra de tu propio terreno teniendo un impacto menor en ciclo de vida de los productos de construcción”. Hay estudios que avalan la eficiencia y aislación térmica junto a la resistencia al fuego, entre muchos otros atributos. 

Alexander recuerda con mucho cariño su paso por la UDD, especialmente a Felipe Aldunate, socio en De la Cuadra Aldunate Arquitectos. Fueron compañeros y hoy él también es profesor de la Universidad; a Carolina Flores una mujer conectora de mundos; a Piero Mazarí que potenciaba mucho el auto liderazgo; Jorge Mora por su método de enseñanza poético y práctico; Rubén Díaz su profesor de primer año, lúdico y práctico, un excelente profesional y Cristian Boza, que le mostró formas diferentes de ver la arquitectura”. 

“Me gustaría ser parte de aquellos que quieren devolver la mano a la Universidad del Desarrollo y hacer talleres de bioconstrucción y permacultura, pudiendo motivar a otros, a caminar, correr y volar por sus sueños”.  

Entrevista: Realizada por Periodista Verónica Cid Albornoz
Edición: AlumniUDD
Fotografías: Enviadas por el entrevistado

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