Juan Pablo Consiglio Oelckers, Ingeniero Comercial de la Universidad del Desarrollo. Con más de 14 años de experiencia en retail y consumo masivo, hoy se desempeña como Country Manager de Viña Santa Rita en São Paulo, Brasil.
Su trayectoria profesional ha estado ligada a importantes viñas chilenas. Comenzó en Viña Concha y Toro, donde durante siete años lideró el mercado en Latinoamérica, excluyendo México y Brasil. Posteriormente, se unió a Viña Santa Rita, donde actualmente lidera el equipo en Brasil.
Durante los últimos años, la industria del vino experimentó un crecimiento explosivo, especialmente durante la pandemia. Sin embargo, Juan Pablo anticipó que esta tendencia no sería permanente. Frente a ese escenario, Viña Santa Rita decidió abrir una oficina en Brasil, confiándole el desafío de liderar un equipo local.
Desde entonces, ha transformado por completo la forma en que la empresa aborda este mercado. Rediseñó la estrategia de go-to-market, reorganizó la distribución y potenció la presencia local. “Brasil y Reino Unido representaban el 25% de la facturación de la empresa. Aunque no lo crean, China e Inglaterra lideraban la plaza, pero ahora los chinos fabrican su propio vino. Sin embargo, en estos últimos tres años, Brasil pasó a ser el mayor consumidor de vino del mundo”.
Lleva cuatro años viviendo en Brasil junto a su familia y siente una profunda conexión con esta industria: “El vino es el mayor embajador de Chile en el mundo. Se exporta a más de 150 países y, a diferencia de otros productos, lleva en la etiqueta su procedencia y nuestra bandera”, afirma con orgullo. “Comenzar una a trabajar en la industria del vino no es difícil. Lo complicado es salirse, porque es realmente fascinante, te abre al mundo, conoces mucha gente… y cuando digo mucha, es mucha”.
Hoy, Juan Pablo supervisa la relación con clientes, define directrices estratégicas y coordina a un equipo robusto compuesto por un área de marketing, 50 promotores y un equipo comercial de 20 personas que gestionan campañas y controlan el abastecimiento. “Como equipo, siempre estamos desarrollando nuevas estrategias e innovando con productos. Por ejemplo, hoy hay tendencias como consumir vinos con baja graduación alcohólica o sin alcohol”.
Aunque el consumo de vino se desaceleró tras la pandemia, Juan Pablo señala que la industria debe adaptarse: “Estamos envejeciendo y los consumidores jóvenes tienen hábitos más saludables. Hacen ejercicio, se levantan temprano, han cambiado sus prioridades. Nosotros, como industria, también debemos evolucionar”.
“Adaptarse culturalmente fue parte del aprendizaje”
En lo cultural, ha sabido adaptarse con empatía y agilidad. “Adaptarse culturalmente fue parte del aprendizaje. Al principio solo me comunicaba en inglés, pero a los tres meses, con clases de portugués, ya hablaba perfecto. El brasileño es mucho más relajado, los viernes salen a las 4 de la tarde y si pones una reunión a las 3, probablemente no llegue nadie. Ellos priorizan la familia, la salud mental, el deporte. Viven a otro ritmo. De lunes a jueves están al 100%. Son competitivos y muy productivos, a veces más que los chilenos”.
Uno de sus mayores desafíos ha sido posicionar a Chile como país productor de vino. “Hay personas que ni siquiera saben dónde estamos en el mapa”. También ha enfrentado el reto de escalar en un mercado gigantesco: “En Chile tenemos tres grandes cadenas de supermercados. En Brasil, el ranking parte en el top 100. São Paulo tiene la misma población que todo Chile”.
A pesar del aumento de los costos de producción, Chile sigue destacando por su relación precio-calidad. Hoy el enfoque está en vinos accesibles, pensados para el consumo inmediato. “Al brasileño le encanta Chile. Valoran nuestra comida, el vino, ir a esquiar. Se sienten cómodos, les gusta disfrutar del momento, son buenos consumidores y eso se nota en las ventas”.
Mirando al futuro, tiene dos grandes aspiraciones: “Me gustaría asumir una gerencia general. Siento que estoy preparado para dar ese paso. Y también está siempre ese ‘bichito’ del emprendimiento que te deja la UDD. Con mi señora y unos amigos hemos conversado sobre emprender en algo relacionado con la industria, que es lo que me apasiona”.
“Una de las grandes fortalezas de la UDD es el pensamiento emprendedor, eso marca la diferencia”
De su paso por la Universidad del Desarrollo destaca especialmente las habilidades blandas y el entendimiento de que siempre se debe seguir aprendiendo. “Una de las grandes fortalezas de la UDD es el pensamiento emprendedor, eso marca la diferencia. Incluso si no vas a comenzar un negocio propio, al menos vas a pensar como si lo hicieras, siempre buscando lo mejor para la empresa donde estás. Creo que eso fue lo que más valoró la viña, mi liderazgo y compromiso”.
Recuerda con especial cariño a profesores como Jorge Ardiles, quien lo marcó por su impulso al emprendimiento, y a Gonzalo Blumel, de quien fue ayudante por varios semestres. Además, le gustaba mucho el ramo de Evaluación de Proyectos. “Siempre soñé con hacer esa clase. No descarto dictarla en algún momento de mi vida”.
Aunque hoy vive fuera, mantiene su vínculo con la Universidad. “Siempre estuve vinculado a la UDD, tuve alumnos en práctica trabajando con nosotros en las viñas. Hoy es menos frecuente, pero siempre estaré disponible para lo que necesiten y feliz de retomar ese lazo fraterno”.
Entrevista: Realizada por Periodista Verónica Cid Albornoz
Edición: Alumni UDD
Fotografías: Enviadas por el entrevistado